La realidad del alma gemela
Uno de los temas que más nos cautivan es el relativo a la otra parte de nuestro ser, porque es algo que nos hace soñar e imaginar una felicidad que todos merecemos tener.
El amor es lo que nos hace vivir, reír y bendecir lo que nos rodea, es por eso que todos los seres deseamos experimentarlo en todas sus manifestaciones, entre ellas como amor de pareja. En todo el universo es igual, cada alma tiene su contraparte que lo hace sentirse completa y que la hace vibrar con sentimientos indescriptibles.
Todos nosotros, sin excepción, tenemos a ese alguien que nos espera, pero es muy importante que sepamos que nadie nos podrá decir dónde está o quién es. Ésa es una misión que sólo nuestro corazón puede cumplir, sólo él podrá respondernos si esa persona que nos ha enamorado es en realidad nuestra otra mitad.
Cuando sintamos esta incertidumbre, lo mejor es hablarlo con nosotros mismos y con nuestro ángel, el cual nos puede ayudar a encontrar la respuesta. Es la única manera en que podremos dejar que fluya de nuestro ser la certeza de si es un sentimiento ya experimentado o si se trata del gran, único y verdadero amor.
El alma gemela existe (Afirmación)
Esa persona que nos va a comprender, que va a asimilar lo que somos y sentimos exactamente cómo deseamos, realmente existe.
Esa persona que nos va a comprender, que va a asimilar lo que somos y sentimos exactamente cómo deseamos, realmente existe.
Una de las grandes misiones que tenemos como humanos es encontrar a esa otra parte que es de nosotros y a la cual, a su vez, pertenecemos, porque el alma gemela es uno de los factores que más ayuda a los seres del universo para su evolución.
La existencia de una energía complementaria es una realidad que no debe ser considerada como un producto de los cuentos de hadas o de la literatura femenina, porque no lo es.
¿Cuántos de nosotros no hemos sentido un vacío o una necesidad de encontrar "algo"? Es una nostalgia que se experimenta en nuestro espíritu que nos dice que necesitamos unirnos a esa otra mitad para funcionar con toda la fuerza con la que fuimos creados desde un principio.
Es necesario que al menos tengamos la conciencia de que en algún lugar del planeta o del universo existe ese ser que nos hará vibrar, que nos está esperando, nos está amando como somos y, que al igual que nosotros, anhela nuestra presencia.
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